Sacar tus huesos de la tumba y arrojarlos a los pies de una estatua enorme.
Inscritos en una placa una lista de agravios.
La misma democracia,
la mujer y el hombre,
los hijos de nuestros hijos,
no te olvidan.
Allí, en el museo de los horrores, permanecerás para siempre,
a la vista de todos.
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