Esto soy.
Tengo cuerpo de hombre
pero ninguno de sus apetitos.
Yo, poeta del laboratorio,
engendrado por la química y el deseo del retorno poético
Dejemos a los poetas muertos en su negrura.
Que no vuelvan.
Y abramos las puertas a un poeta nuevo
menos pegajoso,
e incapaz de enamorarse de usted.
Yo no siento anhelo por tu cuerpo.
Tampoco tengo sexo.
Mejor,
sin las tribulaciones de un cuerpo enloquecido por los flujos de la dopamina,
con más tiempo para celebrar el mundo,
sin poseerte,
poseyéndolo todo .
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