Desde mi cuarto, asomado a un mundo de vistas preciosas.
¿No es hermoso un edificio a tan solo diez metros de mi ventana,
prueba de la voluntad de un cosmos
que transforma las cosas en pequeños e inmensos milagros?.
Nubes ennegreciendo el cielo,
el frío penetrando al hueso,
el rayo atravesando a un hombre que no lo espera.
Maravillas,
pruebas de un universo despierto,
donde siempre ocurren cosas:
soles que explotan,
niños que arrojan piedras contra las farolas,
días de playa,
dulces,
tormentas,
y un poeta, nuevo, que toma nota de todo ello.
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