Todo lo que me ocurre es porque puedo ver el futuro.
Tiene forma de rayo, y se me clava, dejándome varios días aturdido,
a veces meses,
a veces años.
Al contrario de lo que muchos piensan,
el futuro no llega de un tiempo lejano, sino de un cuerpo,
de una boca.
Ayer estuve hablando contigo, y de repente se me cayó el mundo de las manos.
Quedé atravesado.
Cómo no iba a asustarme.
A veces el futuro aparece en un libro,
en un rostro inesperado, pero no siempre se cumple a sí mismo.
No es una profecía.
más bien se presenta como una posibilidad.
Y se desvanece un día, de la misma manera que llega.
Inesperadamente.
Quizá se aleje por los obstáculos que yo mismo voy dejando a su paso.
El temor de caer en él.
De ser devorado.
Y si embargo, lo voy buscando.
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