Hay algunas cosas interesantes en el paraíso.
Nuestra pobreza no tiene límites, nada poseemos,
y sin embargo,
la abundancia rebosa.
Hay teatro nocturno, contamos fábulas al caer la noche
jugando con nuestras disparatadas sombras,
y nos regalamos banquetes.
El que volaba en su jet privado,
ahora está junto a nosotros, haciendo chistes,
el pobre hombre, estigmatizado,
que moría en una perpetua noche junto a su brik de vino barato,
ha resucitado,
y la dignidad le ha sido devuelta.
Hay cosas bonitas en la nivelación.
Por ejemplo,
ha desaparecido el desasosiego,
la sensación de estar suspendidos en el aire, el temor de caer en cualquier momento.
Ahora no hay vértigo alguno.
Por primera vez, tenemos los pies en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario